Aún después de cocinarse, el apio mantiene hasta el 99% de sus antioxidantes. Una sola taza de esta verdura aporta el 30% de la ingesta diaria recomendada de vitamina K. También es una fuente importante de ácido fólico y potasio. Su fibra ayuda a eliminar el exceso de colesterol en el intestino y reduce el apetito.