La clave en el consumo de sal reside en encontrar el equilibrio. Se debe intentar que el aporte de sodio que reciba nuestro organismo venga de la sal común o sal de mesa (o sal rosa del Himalaya si lo prefieres) y no de aquella contenida en alimentos ultraprocesados. Haz que la fiebre de la sal no te afecte, dale sabor a tus platos, pero siempre con mesura.